Nunca se está solo del todo (Libre)

Silencio,paz,tranquilidad...¿de verdad que esto era el Gran Comedor?
La enorme sala solía estar repleta de vida incluso a tales horas de la mañana,así que no entendía el por qué de tanta inactividad.Pero no echaba en falta el parloteo incesante del resto de alumnos,al contrario,agradecía este tipo de momentos en los que podías sentarte tranquilamente a desayunar sin que nadie te molestase.En general,odiaba el ruido.La gente solía pasar inadvertida mi presencia al pasar la mayor parte del tiempo sin emitir palabra alguna;no era que fuera antisocial o no me gustara hablar,para nada,solamente que...no me gustaba soltar tonterías como la mayoría de personas de mi edad.Solo hablaba cuando era necesario o cuando necesitaba haberlo de verdad,nada más.
Mis pasos resonaron sobre la húmeda piedra del suelo,amplificados por la atmósfera silenciosa que me rodeaba como un cálido manto.Sonreí para mis adentros a la vez que colocaba un rebelde rizo rubio tras mi oreja de manera distraída,sumergiéndome del todo en mi pequeño mundo privado,en el que nadie más podía entrar salvo yo.
Por inercia me senté en mi sitio de siempre,cercando a las mesas de los Slytherins.No me gustaba nada estar tan cerca de esas serpientes,pero no había otra.Era eso,o comer en el suelo.
Tomé una tostada con mantequilla que estaba sobre un plato cercano,la cual mordisqueé por los bordes lentamente,sin mucho apetito.Comenzaron a llegar a alumnos poco a poco,sobre todo de Slyterin;un chico se sentó detrás mía,estábamos espalda con espalda,pero como en ese momento estaba en otra parte ni me enteré de quien era.

En esas que estaba yo,buscando alguna excusa para poder librarme de la aburrida clase de Historia de la Magia que me tocaba a última hora,devorando totalmente los quemados bordes de la tostada con la mirada fijada en los arañazos de la vieja mesa,cuando de repente un fogonazo de luz brilló justo a su lado en el banco.
Ese repentino haz de luz me trajo de vuelta a la realidad de un modo muy brusco,haciéndome botar en el sitio varios centímetros.¿Pero qué demonios...?¿Qué era eso?
Giré la cabeza a la velocidad del rayo,haciendo flotar mi cabellera rubia y rebotar mis rizos como si fueran de goma,hacia donde había impactado aquel relámpago.Mi cabeza lo procesó en pocos segundos hasta comprender que se había tratado de un hechizo,aunque no sabía de qué tipo.Y venía de...
Despegué la vista del quemado que había surgido en el sitio vacío a mi lado,de un profundo negro tizón,hacia atrás con extrema lentitud.No me lo podía creer.¿Hasta donde podían llegar los Slytherins para molestarnos?Una cosa era sus poco originales insultos para provocarnos,y otra cosa era comenzar a lanzarnos hechizos así porque sí.Si miras el estado en que había quedado la madera,imagina lo que podría haberme echo.
Fulminé con una fría mirada azul a la mesa de los Slytherins,sobre todo sobre el chico que tenía más cerca (no sabía quien de todos ellos había sido),uno con el pelo muy negro y de más o menos mi edad.No dije ni una palabra,simplemente le miré con el ceño ligeramente fruncido.Los demás de mi mesa cuchicheaban y lanzaban sendas miradas como la mía a los Sly.

¿Que qué estaba mirando,decía?No le miraba por gusto precisamente,sino todo lo contrario;si no hubieran estado a punto de alcanzarme con un hechizo que podría haberme fulminado al instante si tan solo se hubiera acercado unos milímetros más,no le miraría con la furia contenida con la que le atacaba ahora.
Quizás no hubiera sido él el causante del "accidente",pero me bastaba con tenerlo cerca y poder desahogarme.Yo no era así ni mucho menos,no me gustaban las discusiones ni ponerme borde o violenta,pero también tenía mi carácter.Y nadie podía culparme de sacarlo a flote en ese momento.
Tardé por lo menos un minuto entero en abrir la boca;elevé la barbilla levemente,algo que siempre hacía cuando me enfadaba,antes de responderle.
-¿Tu qué crees?-dije en su mismo tono como si fuera obvio,aunque sin cargarlo del desdén que llevaba su voz cuando me dirigió la palabra.-Sabía que por lo general erais torpes,pero no tanto.-enarqué una dorada ceja.
Sí,necesitaba discutir con alguien para sentirme bien conmigo misma.No iba a echarme a pelear con unos chiquillos de primer curso (por lo que pude ver,habían sido ellos los que habían provocado el hechizo),todavía no dominaban bien la varita,así que le tocaba a aquel chico.